La semana pasada centramos el Shibari Salón en comprender cómo traspasar una figura de un plano a otro. Esto es, cómo crear en la sesión sensaciones de gran intensidad, como las que puede aportar una suspensión, pero reduciendo de forma notable sus riesgos.
En Yagami Ryu la seguridad es una constante. Asumimos que la única forma de evitar accidentes es reduciendo los riesgos. Por eso, Yagami Ren siempre nos insiste a los instructores para que expliquemos bien cómo funciona cada técnica, de modo que los alumnos, primero la entiendan, y luego la puedan aplicar sin caer en el error de copiar la foto o imitar al maestro.
Tomando como ejemplo las figuras tipo gyaku ebi shibari (逆海老縛り). Es fácil cometer el error de pensar que cuanto más "curvada" esté la persona, más intensa será la vivencia. Y que si además lo hacemos colgando en el aire, estaremos ante el sumun del shibari.
Pero no es así. De hecho, forzar la curvatura de la espalda hasta el punto de provocar pliegues sobre las lumbares o cervicales es una imprudencia y resulta lesivo para el cuerpo de la persona atada.
Esta es una figura que ha de construirse a partir de una extensión de cadera y espalda, en la que el arco que forma la espalda ha de ser uniforme y determinada su curvatura por la región dorsal, nunca por la lumbar o la cervical.
Esto vuelve la figura menos vistosa, pero si la construyes correctamente es mucho más intensa y nos permite otras opciones de uso y disfrute más allá del mero hecho de hacer una figura "y ya está".
Construir un gyaku ebi contra el suelo aporta un plus de estimulación que unido a la dureza de la restricción hacen que esta forma de aplicar la técnica resulte muy eficiente a la hora de explorar los esquemas del deseo erótico.
En Yagami Ryu la seguridad es una constante. Por eso es importante explicar bien cómo funciona cada técnica, de modo que los alumnos, primero la entiendan, y luego la puedan aplicar sin caer en el error de copiar la foto o imitar al maestro. Compartir en Twitter